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Efectos sociales y económicos

La remodelación de la antigua M-30 ha dado lugar a una infraestructura moderna, con las mejores especificaciones de seguridad, fluidez y comodidad para el tráfico. Se han eliminado los puntos inseguros y de retención del tráfico y se han mejorado notablemente los firmes, la señalización, las incorporaciones y salidas y los enlaces.
La nueva M-30 ha ganado en seguridad y consiguientemente, han disminuido los índices de accidentalidad. No sólo ha mejorado el viario, sino que el sistema de gestión del tráfico tiene muy en cuenta, a la hora de la señalización, la información al conductor y el establecimiento de límites de velocidad, en orden a la prevención de accidentes.

 

Reducción de la contaminación


El programa de reforma de la infraestructura ha tenido muy en cuenta los aspectos de mejora medioambiental, tanto los derivados del uso de la propia infraestructura como de los impactos que la misma tenía sobre la población. Desde la primera perspectiva, ha de hacerse mención al ahorro de gasto de combustible y a la consiguiente disminución de las emisiones contaminantes derivadas de las menores retenciones de tráfico y de la instalación de sistemas de extracción filtrados en los tramos subterráneos. La reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera se cifra en unas 1.750 toneladas/año.
En lo que respecta a la contaminación acústica, se observa una disminución general derivada de la mejora de los firmes empleados y, desde luego, una drástica disminución del ruido soportado por los vecinos que viven próximos a los tramos soterrados, entre el Puente del Rey y el Nudo Sur, donde los ciudadanos han visto reducidos los niveles de ruido hasta niveles inferiores al objetivo fijado por la normativa, en un 75% de la población afectada anteriormente.

 

Más zonas verdes


Dentro del objetivo de mejora ambiental, destaca el cambio del asfalto por el jardín. Las actuaciones de reforma del viario, en particular el soterramiento de varios kilómetros, ha permitido la creación de más de 30 nuevas hectáreas de zonas destinadas al uso público, al disfrute y esparcimiento de los vecinos. A ellas se unen otras 20 hectáreas de zonas verdes, antes vinculadas al viario pero inaccesibles para los ciudadanos, que hoy pueden disfrutarlas plenamente. Por último, dentro de la nueva ordenación urbana de la zona, se han contemplado otros ámbitos próximos también con zonas verdes que se han integrado en este gran jardín del oeste y el sur de Madrid.
Hay, pues, una enorme extensión de nuevas zonas públicas para el recreo ciudadano y que, además, permiten a todos los madrileños extender sus paseos desde la ciudad a la Casa de Campo y al resto de grandes Parques Urbanos.
El Ayuntamiento de Madrid promovió un concurso internacional en el que los mejores profesionales han aportado sus ideas respecto a estos nuevos espacios públicos. Además, se han establecido los mecanismos adecuados para que los ciudadanos aporten sus sugerencias y propuestas sobre el diseño y el uso de estos espacios, de manera que las opiniones e intereses de los vecinos sean considerados a la hora de diseñar, ejecutar y utilizar estas zonas.

 

Recuperación del río Manzanares


El último objetivo pretendido con la actuación, es la recuperación del río Manzanares para la ciudad de Madrid. Esta recuperación tiene dos aspectos fundamentales. El primero de ellos es el de hacer el río accesible a los ciudadanos. El Manzanares, en muchos tramos, no era sino un canal rodeado de puentes, calzadas y muros que lo hacían infranqueable y a veces, incluso, invisible. Esta situación se modifica por completo, ha haber suprimido las calzadas que aislaban el río, de manera que el mismo vuelve a ser un espacio ciudadano al alcance de los vecinos.
El segundo aspecto fundamental es la recuperación ecológica del río. Para ello, se ha sustituido el anterior sistema de colectores de todo el tramo en que se ha soterrado la calzada, aumentando su capacidad de manera que en ningún momento se puedan producir vertidos contaminantes al cauce. Se alcanza así una mejor calidad de las aguas, con las actuaciones necesarias para dar a las riberas un tratamiento natural que permite convertir al río Manzanares en un nuevo y valioso espacio ecológico de la ciudad.

 

Creación de empleo


Con la reforma se han alcanzado los objetivos expuestos en los apartados anteriores, todos ellos importantes analizados aisladamente, pero mucho más valiosos considerados en su conjunto. Pero también desde el punto de vista económico la inversión resulta más que justificada por la rentabilidad inducida que de la misma se derivará.
Así, las actuaciones de reforma, conservación y explotación integral del viario influyen de manera directa en la tasa de actividad económica y en el empleo, con la creación de 11.500 empleos durante el período de ejecución de las obras, con una generación de renta estimada en 760 millones de euros.
Esta actuación ha permitido a Madrid mejorar su competitividad como centro de localización de actividades económicas y sociales de toda índole, puesto que se facilita la conectividad para el trabajo, el ocio o la educación.
Así mismo, se ha incrementado la calidad y competitividad de la candidatura olímpica de Madrid, al haber incidido en la mejora medioambiental de la ciudad, en la movilidad urbana y en el acceso a las instalaciones olímpicas.

 

Mayor movilidad


La mejora de funcionalidad de viario ha supuesto un importante ahorro en tiempos de viaje y, por tanto, en horas de trabajo perdidas. Se ha calculado un ahorro anual de al menos 4.400.000 horas de desplazamiento, cuya valoración económica en el plazo de 20 años asciende a 1.080 millones de euros.
En cuanto al ahorro de combustible, se prevé que éste sea de unos 12 millones de litros al año. En el horizonte de 20 años, el importe ahorrado ascendería a 190 millones de euros.
La disminución de la accidentalidad en un 15%, al margen del enorme beneficio social que supone, conlleva un ahorro en el horizonte señalado de 240 millones de euros. Finalmente, el municipio recupera para el uso público 30 hectáreas de suelo urbano antes ocupadas por la calzada, cuya adquisición hubiera supuesto un desembolso de más de 200 millones de euros. Esta superficie se une a las 20 hectáreas de zonas verdes antes inaccesible, cuya puesta en valor se ha producido.
Todo ello determina que, también desde el punto de vista puramente económico, la inversión resulte justificada y suponga un impulso a la actividad económica y una mejora de Madrid como espacio central de la actividad de la región.

Vertebración de la ciudad
En la situación anterior al Plan de Reforma y Gestión Integral, la M-30 constituía una grave herida en la ciudad, era un elemento de separación y de fractura que dividía Madrid y a sus vecinos, en algunas zonas de una forma especialmente grave, como sucedía en los tramos del río Manzanares.
El soterramiento de esta zona y la sustitución del viario por los espacios de uso público, ha permitido acabar con esta separación, suprimir el efecto barrera, conectar a las personas y los ámbitos ciudadanos, crear nuevas zonas de encuentro, de disfrute común, que sirven además como camino hacia la Casa de Campo y otros grandes Parques Urbanos, integrando así una alfombra verde de 6 kilómetros de longitud, el Gran Salón de Pinos, que viene a ser el elemento urbano esencial de esta zona.

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